lunes, 6 de julio de 2009

Café turco

Primer día de encuentro con mi futuro. Profesionalmente, como si no hubiera salido de casa. ¿Lo demás? Una gozada a pequeña escala. Somos poquitos en este pequeño poblado al que llaman ciudad. Pero no importa, nos hemos caído muy bien. ¡Y el jueves tendremos bicicletas! ¡Yuju!

Anécdota del día: el café. En Alemania es muy típica la combinación café+pastel ("kaffee und kuche"). El señor organizador decidió que la mejor manera de conocernos era esa. La mitad a pro pasteles, la otra, que prepare el brebaje. Para variar, sólo un servidor se lanzó. Yo creía poseer conocimientos cafeteriles, ¿vale? Bueno, yo y la chica turca, que se prestó amablemente como pinche de cocina. La cafetera no resultó tan colaborativa, y se divirtió con nuestra paciencia mediante hermosas fugas de agua. Finalmente encontramos la piedra filosofal de la cafeína. Cierto consenso sobre la cantidad de café: ¿mucho? ¿poco? ¡Probemos! Resultó un tanto cargado (oscuro como el demonio), y el señor organizador reclamó una segunda tanda de café delicado. Al verme ocupado con las benditas fugas, decidió intervenir pero... ¿qué ocurre cuando subestimas al enemigo? Que le das la vuelta al cubito del agua y la lías parda. Hubo mosqueo durante unos 10 minutos. Luego todo volvió a la normalidad.

Pero ya no me deja acercarme a la cafetera...

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